Aguas del Tintero

Cuando los dados no tiran Generala, cuando queman

los veranos del invierno, cuando diluvia el dedo

en la ruta, y al deseo le cierran la posada, y se recuerda

la resaca de tu nuca… Cuando pierde los estribos la

razón, cuando toda musa es del gobierno, y olvida

de abrigarte la pasión, ardiendo como arena del desierto…

Cuando es hielo raspado el corazón, lo más

probable es comenzar a blasfemar contra el infierno.


Yo, a matar a rimas las horas, a componer otra canción

mientras sigue el mundo rotando y envejece más

breve el futuro, y los números de un tiempo a esta

parte se visten de rojo como un muro, más secos, más

duros; pero sin cortar los pájaros del sueño que anidan

mi cabeza. No tengo la certeza de un mañana

mejor porque toda la vida es ahora, porque todo es

hoy, y cada día resucita el sol, y cada madrugada naufraga

por el motel de las estrellas la luna.


Así que… rompe los espejos de la duda cotizando a

risas la hermosura y vívetelo, ¡Hazte el favor!


¡Gracias por el don!


Pablo Massaccesi

Obtener más información

Las páginas luego de ésta, que vendrán,

han sido el desolvido de un pasado;

perdón, amor, si calan mis versos alquitrán

cuando el camino me ha tomado ajado.

Negro, como el plumaje de un cormorán,

harto de hartarme de estar hartado.


Atravesando pueblos empolvados

que oían cada noche tu nombre en mi guitarra,

que hallaban mis ojos manchados

de lagunas mojadas que desgarran.

Como trovadores cascados,

perdiendo el alma en cada farra.


Y las puestas de los labios del mar

besando la faz del azar

torcido a tu ausencia.


Con la ostra dibujando en la arena

un corazón gritando: Lorena,

te extraño a impaciencia.


Fecha y lugar del olvido

Obtener más información

Dejaré el discurrir a un lado

de las tropas de letras cargadas,

de la naturalidad del deseo,


cuando sólo vaguen ajados

los versos más nuestros

que ya no te debo.


Pienso calarán de balas de agua

los cielos, el campo de hojas,

donde te sentí, donde te escribí.


Te quiero.


Rosario, septiembre de 2017

Obtener más información

Las damas que desvistieron mis ojos

tiempos atrás rompían el billete a Cupido

y ahora a las Hedy Lamarr que no canto tan cojo

les regreso el deber del olvido.


Hubo sueños que hambrientos

hallaron sitio en el paraíso de lo artificial

abrazándose al hueco de los lamentos

minutos más luego de lo que quema la sal.


Y en actos de arrojo no voy a negar

que toca con la fiebre más fea a veces bailar

antes que dormir tieso al deseo,


y las copas de excesos son las quimeras

ganadas de las Monroe que uno quisiera

sabiéndose lo contrario de feo.


Mendoza, 2017

Obtener más información
Share by: